6 de diciembre de 2012

Tarta de fresa (La "belleza" está en el interior)

Había dos cosas que tenía muchas ganas de hacer.
 Una era hacer una tarta con colores degradados (u 'ombre cake') por fuera, y lo hice:



Lo siguiente era hacer una tarta de esas que se cortan y tienen algo dentro, como la que vi en el blog de Morgana, Tartas con Magia, no sé cómo se llaman exactamente, así que lo hice también. Pero no quería poner un corazón, no era una tarta "romántica", y evidentemente no es época de hacer sombreritos de duende (ni tengo la paciencia ni las herramientas) así que, mientras estaba tranquilamente en clase de biología (sí, sí, concentrada), me vino a la cabeza: una fresa.



Así que sí, si estábais intentando adivinar qué era, pues es una fresa.
No está mal para un primer intento, ¿no?
La verdad es que la tarta fue un poco... complicada. No por el montaje en sí, sino por todo en general.

Me explico.
El primer problema vino con el bizcocho. ¿Qué bizcocho hago? Tiene que ser grande. ¿En qué molde? Pues en el único redondo que tengo, que ni es un molde de verdad ni es ná. Y... ¿con cuántos huevos? En la nevera solo quedaban 4 así que... ¡4!

Por cierto, ignorad el plato, que era el único que quedó limpio tras todo el jaleo de cortar el bizcocho.


Pensé: peso los huevos y después peso lo mismo de todo lo demás. Inocente de mí no sabía que no tenía mantequilla ni margarina suficiente, así que tuve que hacer una mezcla de las dos. En mi defensa diré que estaba muy bueno, aunque no muy esponjoso, pero seguro que eso fue por el molde.
Bueno, pues con mi superbizcocho de 4 huevos (que casi acaba con la vida de mis varillas) llené el molde. Podría haberlo llenado más. MUCHO más. Es decir, que tengo que aprender a medir cuántos huevos caben en los moldes que voy a usar.



En fin, que a la masa que me "sobraba" le eché un par de cucharadas de sirope de fresa y algo de colorante rosa (¡el colorante rojo está en mi lista navideña!) y así ya tenía para el relleno. Pues llené un moldecito rectangular. Ah, y 4 cupcakes. Y ni siquiera rebañe el bol.

Pero esto no acaba aquí. (Por cierto ¡vaya post largo que me está saliendo! ¡Lo siento!). Durante el "flash" en clase de biología me imaginé la fresita perfecta en el interior de la tarta, con gotitas de chocolate emulando las pepitas de la fresa. Y claro, había que hacerlo. Siguiente problema: no tenía gotas de chocolate, ni chocolate de cobertura, y como soy una impaciente, pues me puse a hacer gotitas con el chocolate con leche que había por ahí. No he visto cosa más amorfa e irregular.

A pesar de todos los problemas que tuve durante la elaboración del bizcocho y el montaje, la tarta estaba rica y la fresa era aceptable (y mejorable, eso ya lo sé), así voy a explicaros, más o menos, cómo lo hice.



Para empezar, hay que pensar bien la figura que queréis hacer, tenéis que verla tridimensionalmente para que al cortar la tarta desde cualquier ángulo se vea la figura. Para hacer la fresa yo corté un cono en la parte de abajo y un "cono sin pico" en la de arriba. No sé si aprecia bien en las fotos 2 y 3.

En la primera foto se puede apreciar el "tinglao" que tuve que montar para hacer la tarta (ya véis que mi cubo de palomitas es mi base giratoria hasta que consiga una decente). En la cuarta foto tenemos el bizcocho al que le eché sirope de fresa. Lo hice miguitas y lo mezclé con queso de untar y más sirope de fresa (sin cantidades específicas, fue algo a ojo) para hacer masa de cakepops. También lo mezclé con las "pepitas" de chocolate. Si no sois como yo y no os sobra un bizcocho entero, con las migas que saquéis al recortar el bizcocho por dentro os debe valer para hacer la figura. Otra parte de las migas la teñí de verde e hice esos "arbolitos", no se me ocurrió otra forma mejor de hacer las hojitas de la fresa.



Cuando lo tenéis todo recortado mezclado y listo, ponéis la capa de abajo y echáis el relleno (en mi caso, nata montada con azúcar glass y queso mascarpone, que aguantó firme... bueno, hasta que se acabó la tarta), evitando el agujero.

Ahora bien, podéis hacerlo de dos formas. La primera, como lo hice yo, es ir añadiendo la masa de cakepops a medida que vamos poniendo las capas (foto 6). La otra alternativa sería hacer la fresa e introducirla por los huecos justo antes de poner la última capa. La verdad, no sé cuál es mejor. Así, montamos las capas una encima de la otra, añadiendo la nata y el relleno.

Por último, le di una capa "tapamigas" de nata y dejé la tarta en la nevera una media hora. Mientras, separé la nata en tres e hice los dos tonos de rosa para el siguiente paso: la tarta por fuera.



Aquí podéis ver cómo lo hice: primero repartí la nata rosa más oscura por la parte de abajo. Después hice una línea con la nata rosa más clara y puse la nata blanca restante en la parte de arriba. Con una espátula pequeña alisé la parte de arriba, hasta que casi llegara a la rosa, igual que hice con la de abajo. Por último, fui mezclando, como con "pinceladas", los dos tonos de rosa y el rosa claro con el blanco.

La verdad es que estoy bastante contenta con el resultado, la próxima vez intentaré hacerlo con buttercream, a ver si me queda igual de decente. Os dejo el degradado de cerca, a ver si se aprecia:



Bueno, espero que a alguien le haya servido de algo este post extremadamente largo y lleno de problemas, aunque sea para no cometer los errores que yo he cometido, o para que veáis que no son necesarias unas herramientas muy específicas para hacer algo resultón y bonito (que para otras cosas sí que hacen falta).

En fin, espero que os haya gustado.


María.

P.D: Hablando de calcular mal las cantidades, me sobró algo de masa de cakepops, e hice unas fresas en plan rápido mientras me llamaban para comer (no necesito oír lo cutres que son) y luego las mojé en chocolate... ¡ñam!


2 comentarios:

  1. Nunca pensé que la nata de confitería fuera imitable. Pues María lo ha hecho! Y el bizcocho, madre mía, delicioso!

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